martes, 18 de marzo de 2014

Júzgame o ámate

Estoy aprendiendo mucho en estos últimos meses, sobre mi y sobre la vida. No me gusta filosofar y lo hago mucho, pero es una forma de desahogarme y de expresar cosas que siento y vivo. Siento que estoy creciendo y madurando, dejando atrás tantas inseguridades que me acompañaron durante muchos años. Siento que soy yo misma más que nunca, y siento amor por la humana que soy. Amo mis defectos y amo todo aquello que me ha hecho dudar, todos los dolores que me han hecho parar, amo todo lo que compone mi forma y mi personalidad. Porque conozco a esta humana desde el principio, he vivido con ella toda la vida y la admiro. Pienso que si todos llegáramos a sentir esto y nos liberáramos de juicios hacia fuera el mundo sería más amor, que falta hace.

Últimamente me llama mucho la atención que la mayoría de personas se siente siempre identificada con otra persona que habla de forma negativa, o está de bajón, que sufre, que vive en pena constante. Es como que les gusta revolcarse en mierda y si es juntos, mejor. Pero cuando alguien tiene éxito, es feliz, lo miran mal, empiezan a sacar defectos, le envían malos pensamientos, no se identifican con él o ella, y sobre todo, le juzgan. Así nos va.

Yo intento vivir siempre con amor y es tan grande lo que siento por todo el mundo, que a veces voy por la calle y miro a desconocidos y siento que los amo, a veces incluso se me ha saltado alguna lágrima con esta emoción. Veo lo que son, lo que les distingue, lo único que es cada uno, la vida que estará llevando, y le admiro y le amo. Hace ya mucho que dejé de juzgar a las personas empezando por mi misma, trabajando el perdón a mi misma porque no hay nadie más a quien perdonar, y comenzando a aceptar y a amar todo tal cual es porque todo es maravilloso. Desde que vivo con esta sensación de amor y gratitud, hace años que nadie se dirige a mi de malas maneras, me siento muy afortunada porque todas las personas que me rodean me tratan con mucho cariño, me siento arropada y querida, pero sobre todo desde que yo siento eso por mi misma.

Constantemente vivimos hacia fuera y hacia los demás, nos pasamos la vida juzgando a otros y somos incapaces de estar solos con nosotros mismos, mirándonos a un espejo, viéndonos y amándonos tal como somos, amándonos hasta llorar de la emoción. Mira lo que has pasado, lo que has vivido, mira quién eres, lo bonito que es lo que cada persona tiene dentro.

Una de las cosas que más me gusta de mi trabajo es el conocer a personas que aman tanto a sus gatos que cuando sus gatos les hablan su corazón se abre como una flor en primavera y se emocionan. Porque a sus gatos no les juzgan y lo que salga de ellos les llega directo al corazón. Es una de las maravillas que hacen los animales con nosotros.

Pero yo siempre insisto en que sería más bonito si nosotros intentáramos ser como los animales, vivir sin juicios y amando al Ser tal como es, y no sólo al humano sino a todo lo que lo compone. Lo que hay dentro del humano también, y lo que le rodea. Todos somos iguales, según en qué circunstancias nos conozcamos podemos caernos mejor o peor, pero somos iguales, y estamos todos en el mismo camino, viviendo las mismas experiencias.

A mi me llaman y me escriben personas maravillosas contándome que han maltratado a sus gatos, que los han castigado o que los quieren abandonar por cualquier circunstancia. Si yo juzgara y reventara mi ira contra ellos los gatos no recibirían ninguna ayuda para su situación, y la persona tampoco. La persona necesita comprensión, no juicio, necesita contarme lo que le ocurre, lo que necesita, y luego el gato me cuenta la realidad. Y desde ahí veo a la persona con más claridad e intento hacer llegar el mensaje del gato y ayudarle en lo que necesiten ambos. No juzgo, no me enfado, no odio, siento amor y cariño, siento ganas de comprender y de dar.

Me duele en el alma cuando veo personas que arremeten contra otras, o simplemente alguien mirando mal a otra persona, no siento rabia, siento dolor de corazón, porque siento esa falta de amor. Ya en otros posts comenté la gran falta de amor que hay en el mundo de la protección animal. Para mi ese mundo es como mi segunda casa, he vivido media vida en él y me horroriza en lo que hemos convertido la ayuda a los animales. Se supone que las personas que se llaman amantes de los animales son personas con gran corazón pero me encuentro que en protección animal se mueve una de las energías más densas, oscuras y dolorosas que he conocido jamás. Y me duele más aún que eso es lo que está afectando más a los animales. Veo cómo las personas acaban en un extremo donde se autodenominan animalistas o proteccionistas y siento una intolerancia bestial hacia las personas, viviendo en una sensación de dolor, frustración, pena, sufrimiento por los animales, y odio, ira, rencor hacia las personas. Pero no he conocido ni un sólo animal en mi vida que sienta ni odio, ni ira ni rencor por nadie, ellos son puro Amor. Y estamos yendo con un supuesto amor por los animales y rechazando y deseando la muerte o castigo horrible a los que son como nosotros, personas maravillosas. Emitimos juicios sin conocer, deseamos cosas horribles sin conocer las circunstancias de nadie, y me duele en el alma, y se me saltan las lágrimas cuando lo escribo, me duele en el alma la falta de amor que existe entre los humanos. La falta de compasión, de perdón, de tolerancia, todas esas cualidades que los animales tienen y nos dan cada día, todas esas no las queremos usar con nosotros mismos ni con los demás.

En mis cursos intento hacer llegar este mensaje y agradezco cuando llega a las personas, haré lo que pueda para que se ayude a los animales pero se ame a las personas también, porque somos todos extraordinarios, todos. Yo también me enfado a veces pero enseguida me observo y veo cuál ha sido el origen dentro de mi, siempre están en uno mismo, nadie nos hace nada. A mi de pequeña siempre me han dicho que tengo mucho carácter, incluso que he sido una niña mala. Nunca lo he sido, y tengo mucho carácter por cosas que ya entendí. No soy una "happyflower" predicando amor y paz. Te puedo comer vivo si quiero. Pero lo que siento es Amor.

Gracias.

4 comentarios:

  1. Laura, sé de lo que hablas y concuerdo contigo. Me paso horas pensando cómo conseguir que esos grupos, que cada vez siento más fanatizados, consideren que hay otros puntos de vista que pueden ser igualmente válidos. Pido al universo que me dé las palabras adecuadas para no ofender, pero de momento, no lo he conseguido. Quizá no les ofendo pero lo que les digo no les llega..... Gracias a ti, eres una fuente de inspiración.

    ResponderEliminar
  2. Me encanta leerte, siempre que lo hago es como leerme a mi misma, aun no he llegado a la parte de aceptarme y amarme como soy, pero se que lo lograré, y con respecto a los "animalistas", desde que empecé a involucrarme más seriamente en ese mundo, muchas veces salgo sorprendida del odio y los malos deseos que por allí pululan, solo una vez se me ocurrió contestar a un mensaje terrible, sin malas maneras, intentando hacer ver que desear una enfermedad larga y terrible a una persona por haber abandonado a un perro no estaba bien, no era lógico y se me echaron todos encima :-P hay mucho fanatismo y falta de empatía en este mundo de la protección animal, pero bueno, cada persona tiene su proceso. Un abrazo Laura!

    ResponderEliminar
  3. Bellos sentimientos, ojalá más gente pudiera sentirse identificada con esas palabras y se revolcara en la admiración y el amor al ser vivo más que en las penurias de la sociedad. Este post me ha gustado aún más que el anterior. (ya sé que no precisas comentarios, me apetecía... :))

    ResponderEliminar
  4. Hola, Laura, me has hecho reír con lo de "no soy una happyflower...", jajaja... pero también me has emocionado mucho. Es muy raro encontrar personas que abran así su corazón, que se expresen tan sinceramente, aunque sea exactamente eso mismo lo que sienten, porque aún nos queda mucho camino como seres humanos para aprender a ser tolerantes, respetuosos, comprensivos con los demás. El miedo a que se nos tache de "happyflower" o de "estar mal de la cabeza" nos paraliza, nos calla. Pero creo que estamos aquí para aprender, y para ser felices. A pesar de las dificultades, de los obstáculos de la vida, venimos aquí para ser mejores, para evolucionar. Y evolucionar es, en mi humilde opinión, darse cuenta de todo lo que tan bellamente has expresado: no somos más que nadie, los animales son nuestros compañeros de camino, la felicidad está en dar a los demás, sea cual sea su forma de vida, en respetar, en no juzgar, y en aprender a querernos a nosotros mismos, a ser consecuentes con nuestros valores y sentimientos, a tratar de limar nuestras asperezas y a no dejar de amar, amar siempre, por muy difícil que se nos ponga la vida o por mucha maldad que encontremos. No es fácil, seguiremos cometiendo errores, pero es así como se aprende. Gracias por ser valiente, y gracias por contar lo que sientes. Gracias también por regalarnos tus conocimientos y tu trabajo, de verdad que hacen falta muchas personas como tú, que sean tan generosas. Te he descubierto hace muy poquito, pero ya tienes otra fiel seguidora para aprender de ti todo lo que pueda, sobre todo, para darles a mis dos gatitas lo mejor de mi y corregir mis fallos. Un beso desde Málaga.

    ResponderEliminar