sábado, 4 de octubre de 2014

Gracias

Es complicado sentir por un lado que lo que hago me resulta muy difícil (por lo visto repito mucho la frase "me cuesta mucho estar aquí"), y por otro lado estoy tan contenta y satisfecha con lo que hago, al presenciar cada día verdaderos milagros y magia por parte de los gatos y las personas. Cada curso presencial que hago conozco a personas increíbles que reafirman cada vez más mi creencia de que cada ser humano es maravilloso, porque en el fondo somos todos el mismo. Cada vez me cuesta menos verlo, me encanta ver a través de las personas y reconocer ese corazón que sólo pide amor, es igual al mío.

El curso de Comunicación Felina me está resultando precioso y mágico, cada vez me gusta más hacerlo y lo disfruto más. Las personas salen distintas, felices, con el corazón abierto, con ganas de cambiar cosas y de estar bien, y sobre todo con ganas de llegar a casa y abrazar a sus gatos, porque siempre nos dan lecciones y nos ayudan, nos hacen pasar unos ratos muy emocionantes en este curso. Reímos y lloramos a la vez, hacemos terapia de grupo con nuestros gatos, y aprendemos mucho sobre ellos.

Estos dos últimos años he "sufrido" una transformación, de esas dolorosas que parece que nunca terminan. Una sanación profunda, un crecimiento y amplitud como nunca antes hice. He superado mis propias barreras, las más difíciles, y he llegado a un claro en el que me siento a gusto siendo yo misma. Te das cuenta de que hagas lo que hagas serás tú mismo, sin que lo que hagas te absorba y anule el resto de tu Ser. He ganado esa batalla y ahora Soy, haga lo que haga. Mi trabajo me expresa plenamente, sin máscaras, eso es lo que soy, hago las cosas como las siento, digo lo que siento, lo que percibo sin juzgarlo, y he comprobado que eso es lo que necesitaba. La inseguridad en uno mismo es terrible, tú mismo te anulas en silencio y privas al exterior de todo lo que tienes, que siempre es grandioso porque sale del corazón. Gracias a estas barreras que uno mismo se impone puedes llegar a conocerte en profundidad y sacar tu verdadero yo, sin miedos. Después de tantos años de lucha me considero una valiente, porque he convertido mi profesión en algo único, al servicio de los demás, que ayuda y con la que crezco, pero sobre todo, me ha costado muchísimo disfrutar con ella. Estoy tirando muros que otros construyeron, y si bien creo que nadie tiene una Verdad única, yo voy con la mía por delante, siempre he presumido de ser una persona con sus propios valores y sigo inmune al veneno de los demás. Yo creo que eso es lo que me hace crecer, porque gracias a expresarme a través de mi trabajo me estoy conociendo a través de los demás, a través de sus gatos, de sus historias. He aceptado que aprendo lo que enseño, que mi camino está con los gatos pero no porque sea la que más sabe de ellos, que eso lo da la experiencia y el trabajo, sino porque me toca aprender de ellos en mi experiencia de vida. Mientras sea así, serán mis compañeros de trabajo y maestros, y las personas mis espejos.

Y hablando de ellos, la experiencia me ha regalado el poder disfrutar de guiños que los gatos me hacen. Gracias a confiar plenamente en su labor junto a su humano, he podido disfrutar de lo que hago. Antes me cargaba con todas las responsabilidades, pero entendí que cada gato tiene su tarea, no es la mía. Conectar a las personas con sus gatos ya de por sí es un gran trabajo, precioso y gratificante. El resto es tarea de ellos, abrir el corazón y guiar por ese camino a su persona. Sólo los animales saben hacerlo.

Mis compañeros de trabajo, los gatos, me dicen cuándo el mensaje ha sido comprendido y transmitido, tienen sus maneras peculiares que ahora veo rápido y me sacan una sonrisa, ahora siento complicidad en cada caso que trabajo. Problemas que se desvanecen durante la comunicación con el gato y su persona, cambios de actitud mostrando cariño y agradecimiento. He aceptado la magia en mi vida y la veo cada día, la agradezco y me encanta. Los gatos me demuestran que hay mucho más, y que el único camino está en mi corazón. Ese pellizco de amor que siento por cada persona que conozco en mis cursos, por cada persona con la que hablo por teléfono cada día, por todo lo que son, lo que me dan, lo que me enseñan, por verme en cada una de ellas, porque me enamoro de cada persona con la que me cruzo. He aprendido el perdón y a verme en los demás, a ver más allá de un ser humano, sin juicios, a no creerme nada de lo que mi cabeza me cuenta, sólo mi corazón. En mis cursos siempre se crea un ambiente increíble de cariño y armonía, y siempre les digo que extiendan eso al resto del mundo, a cualquier persona con la que se crucen por la calle, somos los mismos, no hay diferencia.

Gracias a aceptarme tal como soy, a aceptar mi trabajo, mi tarea, mi encarnación en esta experiencia, todo está creciendo, todo está yendo bien, a más y a más. No hay nada como tener miedo y no creerse quien uno es para que se abra un abismo en tu camino y te quedes estancado. Cuando realmente es más fácil aceptarte, creértelo y seguir adelante con total confianza, porque el resultado es maravilloso aunque te cueste imaginarlo. De repente todo va bien, tienes abundancia en todos los sentidos, cuando aprendes a verla y a agradecerla. He aprendido que todo lo que te acerque al amor y a la unión, a dar a los demás, a sentir gratitud, es el camino del corazón y siempre, siempre, te crea una sensación que reconoces y te llena pues es la que buscas en cada momento de tu vida. En caso contrario, todo lo que tu cabeza diga contra ti, te machaque y te aleje del amor y de los demás, es tu querido Ego, tu miedo, tu sombra, al que cada vez deberíamos hacer menos caso. Los animales siempre te van a hablar al corazón y desde el amor incondicional, así que si queremos entenderles y crecer con ellos, más nos vale ir trabajando ese corazón que hemos tenido olvidado tanto tiempo, empezando con la paciencia, el perdón a los demás, que en realidad es a ti mismo. Algunas veces cuesta mucho y nos llevará la vida en ello, pero para eso la tenemos.

Gracias <3